viernes, 2 de mayo de 2008

RIVER MONZÓN 3 - LA LITERA 2

RIVER MONZÓN: Tejada, Pascual, Montaner, Carrera, Saura, Revilla, Sorinas, Claver, Yusufu, Sas, Mendoza, Pueyo, Aljaro, González, Alfonso y Mairal.

LA LITERA: Sabau, Eric Sisó, Almuzara, Llasera, Fandos, Fondevila, Angurell, Sales, Fajarnés, Rubén Bendicho, Carlos Sisó, Adrián Sisó, Samuel Bendicho, Lafarga, Prieto y Plana.


Buen comienzo del torneo copero, con un partido disputado con intensidad por ambas partes, que nos recordó al del inicio de la segunda vuelta liguera en terreno literano, aunque esta vez el River ha sabido sobreponerse a la propuesta visitante y llevar el encuentro, no sin dificultades, al terreno que más le convenía: balón al suelo y control del juego con apoyo en la posesión de la pelota.

Comenzó el partido con dominio visitante, que a los siete minutos, y a la salida de un córner se adelanta en el marcador por medio de Angurell al empalmar desde la frontal del área un buen disparo que se cuela junto al palo derecho de la portería de Tejada. A partir de aquí el River se hizo con el dominio del centro del campo, creando varias ocasiones que no se concretaron por falta de acierto en unas ocasiones y por la buena actuación del portero visitante Sabau en otras, a disparos de Yusufu, Sas y Claver.

En el primer minuto de la segunda parte, Mendoza gana la espalda a la defensa, y de disparo ajustado a la salida del portero lleva el empate al marcador. A continuación vinieron los mejores minutos por parte local, con dominio total del juego que obligó a replegarse a los literanos que capearon el temporal con buen orden defensivo y con éso que algún entrenador de prestigio ha denominado “el otro fútbol”: se corta el ritmo con faltas tácticas, se obstaculizan los saques y el portero se toma su tiempo en los saques de portería. El tiempo pasaba y la ansiedad hizo aparición en los locales. Las prisas no son buenas, y de la rapidez a la precipitación hay un paso muy corto. En esas andábamos, mirando el reloj que ya había rebasadolos 29 minutos cuando Claver recibe en la línea de tres cuartos y lanza un fenomenal pase diagonal que alcanza Yusufu a la carrera en el pico del área y de primera eleva la pelota sobre la salida del portero, llevando el jolgorio a la parroquia local. El árbitro indica dos minutos de descuento al saque de centro. Falta desde la izquierda a favor de los visitantes, que ponen la pelota en el área, la defensa local no logra despejar, y en la disputa del balón cae un jugador literano y el árbitro sanciona penalty (a este cronista desde la distancia no se lo pareció, pero Adrián Sorinas reconoció al finalizar el encuentro que el árbitro había acertado). Fondevila lanzó con temple a la izquierda de Tejada, y ahora el jolgorio cambió de barrio. Mientras unos festejaban y otros se lamentaban, Claver corrió a sacar de centro. La pelota se pone en juego, Sorinas la gana en el centro del campo y la prolonga para Yusufu que penetra a la carrera por la izquierda, centro corrido por detrás de la defensa y Aljaro en el segundo palo empuja el definitivo 3-2. Final. Unos lo celebran y otros se lamentan. Una enseñanza tan vieja como el fútbol y que conviene aprender pronto ahora que somos jóvenes: los partidos no terminan hasta que no lo indica el árbitro, y no conviene darlos por ganados –ni por perdidos- hasta ese momento.
Escuela de Fútbol River Monzón.

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